lunes, 7 de diciembre de 2015

El Grinch

Padezco una cataplejia derivada de la narcolepsia.

¿Cómo? ¿Te duermes por ahí?
No, mola más.

Mi sistema nervioso se desconecta ante un estímulo fuerte. Hay gente que sufre lo mismo que yo pero ante el miedo, los enfados o un susto, yo me desconecto con la risa.

Todos los músculos voluntarios se me duermen pero sigo consciente, resumiendo, mientras creéis que me he desmayado yo estoy descojonado de risa a un nivel orgásmico, pero con el semblante de un cadáver.

Cuando recupero la fuerza, en unos dos segundos o algo más de forma intermitente, vosotros estáis asustadísimos y yo sigo riéndome, pero esta vez esbozando la sonrisa.

El primer recuerdo que tengo de haber sufrido esta anomalia fue de pequeño, en Navidad, cuando me acerqué a una bola de adorno como la de la foto, me vi la nariz tan grande y me hizo tanta gracia que caí a plomo de espaldas.

Ya no me pasa tanto, de hecho casi nada.
Lo echo de menos, aunque sinceramente ahora que tengo carnet de conducir es un peligro bromear conmigo si voy al volante, es mejor poner música y no contarme chistes... por prevenir.

Hemos desayunado zumo de naranja, zanahoria y manzana, para masticar la pizza que sobró ayer. Se llamaría desayuno americontinental en un hotel y en mi casa comerse las sobras.

Capítulo de Prison Break. Un protagonista muere. Carmen llora.

Hora de poner el árbol navideño.
Carmen es fan de todo lo que tenga brillibrilli, del confeti, los globos, los adornos y en general de la Navidad.

Pensaba dejarla sola decorando y montando el árbol, pero cuando he visto que era como montar un Lego me he animado a ayudarla.
Oye, pues me lo he pasado piruleta.
Adornos, espumillón, bolas, corazones, luces... y la cacho de sonrisa de Carmen una vez terminado, ha merecido la pena.

Sigo odiando la Navidad, pero no se puede ser Grinch todo el rato, cansa.

(Inciso) Estoy viendo un anuncio de perfume en el que sale una señorita retozando en una alfombra, gozando por frotarse el frasco contra la cara y el pecho, muy contenta... ¿cuánto tiempo llevará así? ¿Te imaginas llegar a casa y encontrarte a tu pareja así de enloquecida?
- Cariño ¿qué has hecho hoy?
+ Arrastrarme por la alfombra y frotarme este frasco cerrado por el cuerpo mientras vestía este picardías.
- Aaahm... ¿mucho rato?
+ Tengo frío
- Normal

Vuelvo, perdón.

Justo antes de poner el árbol iba a sacar una foto del despliegue de piezas, con Carmen de rodillas frente a semejante puzzle, pero mi móvil se ha gripado.
Pero bien gripado.
No admitía un reinicio normal, al 100% de batería y sin batería extraíble... lo mismo me tiraba hasta el miércoles sin móvil.
Hemos buscado por internet y os dejo las pautas en caso de que os pase y tengáis un Samsung Galaxy S6.

Pulsad al mismo tiempo el botón de subir volumen, el de bloqueo y el central, mantenedlo, mantenedlo, veeenga, un poco más... ya debería saliros un pantallazo azul con opciones de reinicio muy locas. Dadle ahora al botón de bajar volumen. Fin. De nada.

Bueno, pues Carmen se puso a estudiar inglés y yo a escribir, con auriculares, para no molestarla; es que se había venido al salón a estudiar porque es la única habitación de la casa en la que hemos encendido la calefacción. Hay que ahorrar.

Escribiendo me he dado cuenta de que he colgado la receta de las 'Habitas' de subsistencia pero que no las he citado en ninguna entrada... algo ha fallado y no recuerdo cuando las cociné.

Carmen terminó de estudiar y Gran Hermano empezaba.
Vimos al chino que concursa y se nos antojó chino, así que hicimos la llamada de rigor y abarrotamos la casa de tuppers redondos llenos de comida.

A mitad de programa me aburro y propongo volver a ver a Scruffy. Moción aceptada.

Un capítulo y a la cama.

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