viernes, 4 de marzo de 2016

Para siempre

He seguido recluído por falta de fuerzas, por ahorrar, porque no se me ha perdido nada en la calle y porque se está mejor en casa que en ningún lado.

Como ha nevado estoy planeando organizar una salida a Navafría y otra a Valdesqui, una para esquí de fondo y la otra para esquí alpino.
En lunes.

Yo calculaba un gasto de 35€ al alpino con alquiler de material,  pero dependiendo del parking y el horario se me puede ir a 50€. Tengo que llamar para informarme, porque su web a través de móvil es una vergüenza.
El esquí de fondo en Navafría es más barato, no llega a 15€ con todo.

Lo de no fumar es una gozada, me lo tengo que repetir más.

Es cierto que de apetecerme algo me apetece más vapear, pero porque he visto las máquinas que usan Agus e Iván y son maravillosas.
Bocanadas de sabores, vapores eternos, olor bueno... pero pasando, que una cosa lleva a la otra.
Lo dije en la entrada anterior y lo repito: seré vapeador social como mucho.

Lo comento por comentar, porque la verdad es que ni me acuerdo de ello.

Es cierto que hay un detalle curioso:
la calle huele a tabaco.
Antes no me daba cuenta, pero ahora es muy obvio para mi nariz.

Me pregunto si la ley antitabaco no habrá acelerado el calentamiento global y contribuido a una mayor polución medioambiental, porque somos, o éramos, muchos echando humo en la calle.

Eso se tiene que haber notado y no han dicho nada, aunque sólo sea lo de la polución.

No he alcanzado el modo exfumador intolerante aún, y creo que es porque llevo sólo 15 días sin fumar.
Naaa, no creo que llegue a ese punto, aunque si antes me reventaba que en la barra de Gerardo la gente fumara cuando hacía frío fuera (mientras yo sí salía a la calle), imagina ahora.

Al Parra le han diagnosticado la enfermedad de la oca.
Tiene los triglicéridos triplicando el límite y haciéndole foie el hígado, con lo que se ha puesto a dieta, le han obligado a dejar el alcohol y ha aprovechado para dejar de fumar.

Ahora está a medio camino entre tío de puta madre y tío normal.
Ha ganado muchísimos puntos a su favor.

Comento esto porque me llamó para que le invitara a comer el lunes, y nos faltó hacernos la diálisis de postre.

Pasta soba con salteado de berenjena y boletus y de segundo solomillo de pavo.
Café de postre y unas carreras al Driveclub.
Qué juegazo.

A las 17h habíamos quedado en Gerardo con Aída, nuestra amiga, la de la óptica, y con Cris, su hermana, que había venido de Asturias.
Tuvimos la suerte de que Julio también apareció... bueno, era suerte hasta que decidió pisarme las zapatillas nuevas por ser blancas.

- Uy ¡Estrenadas!

Pues porque es muy muy amigo, y contuve las ganas, pero un bofetón para estrenarle la barba a él si le hubiera salpicado... con el mismo humor ¿eh? que a los amigos no se les pega.
Lo hubiera matado, qué coño.

Que cuando tenías 10 años se hiciera la gracieta en zapatillas que no habías pagado vale, putada, pero vale.
A los casi 40... no.

Hasta ahí el momento tenso, todo lo demás fue crema.
No soporto mancharme, pero que me manchen menos.

Todos pedimos bebidas sin alcohol, cafés, infusiones, cosas que a Gerardo le tocaron las narices, dejaban poca pasta, daban mucho curro y no eran propias de nosotros.

Al rato nos fuimos todos a pasear con Hugo, el hijo de Aída y Julio, por Madrid Río.
Era mi primera salida a la calle de verdad en 11 días.

Pues chico, una hora y media o más en la que lo pasamos mejor los mayores que el pitufo.

Julio se empeñaba en caminar la senda ciclable por la derecha, por el centro, por la izquierda, por donde le daba la gana, con el crío y la minibici por donde fuera, exigiendo que él tenía prioridad a cada ciclista que pasaba.

Bien que exigía respeto cuando iba en patines conmigo hace dos años... a veces se nos olvida de dónde venimos, o las leyes si nos las tenemos que aplicar.

Si es un carril para todos es para todos, aunque la prioridad sea peatonal.
Cagonros, mira que le quiero y lo mal que me sentó el detalle.
Ya comenté lo que me revienta el asunto Madrid Río en otra entrada.

Volvimos a Gerard cuando anocheció y empezó a refrescar, y lo pasamos genial. Tanto tanto que me tome DOS quintos de cerveza (que me sentaron fatal), incluso conocimos a Raquel, una nueva amiga que se ha echado el Parra y que se atrevió a meterse en la boca del lobo.

Muy maja parece.

Aunque el Parra ve en ella similitudes con su exnovia yo la veo clavada a la mujer de Sergio, el Master de Valdemoro.
Iván, si me estás leyendo sé que te acabo de joder una hora de tu vida.

El resumen de la reunión es: qué suerte, de día y de gente, ojalá sean para siempre.

Suerte es poder contar con gente tan especial, hasta el punto de perdonar que se me pisen las zapatillas nuevas jajjjajjajgrrrrrr.

Fui a casa, hablé con Carmen por teléfono, cené y me tragué el programa de las Princesas mientras peinaba las redes con el móvil. Un clásico.

La foto es de un tatuaje que estuve a punto de hacerme.
No lo hice porque reservaron el diseño una semana antes que yo.
A día de hoy me alegro, y es que yo pensaba que Kaone era un buen tatuador, pero he visto lo que le hizo a una amiga mía, he recibido información de otros clientes insatisfechos... y revisando el dibujo me sobran goterones.

Las elecciones vitalicias son jodidas.

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