lunes, 28 de marzo de 2016

De pajas y vigas

Calvo.

Esa es la mejor respuesta que obtuve de un amigo al que recriminé que estaba siendo terriblemente desagradecido con su pareja.

Calvo... esperaba algo mejor.

Estos días he estado siendo juzgado por fotos y publicaciones que he hecho.
El clásico matagatos.

Hay verdaderos retrasados mentales que leen un Whatsapp (y no responden) o ven una foto en una red social y piensan que durante las 24h del día he mantenido esa postura, sin moverme, quieto, al borde de la inanición.

Luego están los que son capaces de poner esa imagen en movimiento, en sus mentes, y basar sus juicios en esos hipotéticos actos que realizo en el interior de sus cabezas.
Esos son más creativos, pero igual de mermados.

Puede que sea yo, que considero lo cotidiano aburrido como para publicarlo, o que las responsabilidades me parecen importantes y les doy privacidad, que respeto la intimidad de muchos de los actos que realizo, por mí o por mi pareja, o simplemente disfruto de mi parcela sin hacerla pública... porque me da la gana.

Si otros tantos actos quiero compartirlos no definen mi día a día en su totalidad, y en ocasiones ni en la menor de sus partes.

Es triste que la comodidad sin alardes, de la que afortunada y desgraciadamente disfruto, ofenda a la gente que quiero.

Está clara la brecha mortal que hay en la reciprocidad de mis sentimientos.

A eso nos exponemos cuando hacemos pública una parte de nuestras vidas, a que los desconocidos nos prejuzguen.

Pero ¿que lo hagan los conocidos?
¿En serio?

Paso muchísimas horas solo a lo largo de la semana, y más que voy a pasar, prefiero la soledad a la compañía de dudosa calidad.

Cuando al desagradecido se le olvida quién le ayudó, la miseria le refresca la memoria.

No soy gitano, ni tengo poderes, pero me parece una gran maldición.

Ayer estuve partiendo pastillas (había calculado unas 400, pero he recalculado unas 200), para la madre de Carmen, en su casa.
La veo mejor, parece que se estabiliza. Quizás está recuperando vida gracias a la que le ha quitado a su hija... curioso flujo vital el de la maternidad en este caso.

Si las recetan todas a mitades ¿por qué no las venden partidas?

Mi técnica para partir pastillas es legendaria.
Me decían que haberme drogado en la juventud no tenía ventajas y yo ahora veo que sí, aunque sólo sea para partirle rulas a la suegra del futuro.

Carmen salió de allí contenta, y yo con un dolor de dedos simpático, porque la técnica es legendaria, pero no perfecta... o que no me drogaba tanto como lo hace mi suegra.

He recibido vídeos y fotos de Noel, mi sobri, haciendo escalada, tirolinas, karts, tirando con arco y haciendo esquí.
También ha montado en quad... y me doy cuenta de que mi sobrino ha hecho en una semana lo que yo en dos años o más.

Qué cabrón.
En cuanto mejore el padre de Carmen y pueda pasar algo de tiempo con ella, o algún amigo decida llamarme un día, me voy a tirar con arco, que estoy deseándolo. Muchísimo.

La Semana Santa ha sido preciosa, las calles llenas de fanáticos religiosos, paseando tallas de madera de muchísimo valor, para luego por la tarde, con una copa en la mano, comentar lo terrible de los atentados que otros fanáticos religiosos cometen y meter a los refugiados sirios en el mismo saco.

Muy católico.

Hablando de católicos, mientras yo metía la mano en la axila del padre de Carmen, agarraba su brazo y lo incorporaba en la cama articulada del hospital, su hijo, el hermano de Carmen, nos enviaba un Whatsapp para decirnos que en vez de ir a la iglesia esta vez había ido a rezar a la Catedral de la Almudena, para que todo fuera bien.

Imagino que si rezas con eco Dios te hace más caso, la reverberación es un truco que sólo los mejores católicos conocen.

Y debió hacer efecto oye, porque cuando los cirujanos le cambiaron la válvula y decidieron no hacer el triple bypass, cuando le giré sobre la cama para que no le dolieran las caderas, cuando su hija y su mujer le masajearon los pies, cuando le ayudaron a ponerse de pie, cuando le dieron de comer y el intensivista trajo un aparato para empezar la rehabilitación... pareció mejorar.

Gracias a Dios y al rezo.

Mientras tanto Néstor, el novio de mi madre, ha recibido el alta.
Eso debe haber sido la resonancia que sobraba de los rezos en la catedral.

Intenté verle el día anterior, pero no pude aparcar y se me echaba el tiempo encima, así que le visitaré directamente en su casa mañana si puede ser.

Siento que no he apoyado suficiente a mi madre en este asunto.

Mi amigo Josemi, el que cumplía 40 hace poco y celebraba su cumple en Soria, ha bajado a Madrid y no le he podido ver, ni a él ni a su mujer.

Yo ya no sé si lo que hago lo hago bien o lo hago mal, pero sé que lo hago con cariño y buena fe.

Todo lo demás que lo juzguen los olvidadizos.

Esta mañana he echado unas partidas al Mortal Kombat XL y estoy flipando.
Muy muy guapo.
Ayer por la noche cuando descargó lo vio Carmen y me lo quiere prohibir por violento.
Dejo un vídeo para que juzgueis vosotros :_)

La foto es de un coche que hay en mi parking.
Siempre fue mi coche preferido y no puedo evitar mirarle el culo, aunque vaya de la mano de Carmen.
Lo han reversionado en un concept y tengo el corazón dividido.

Bueno, fin por hoy, os deseo amor, trabajo y ojalá no tengáis credo ni enfermedades, pero sí vergüenza y memoria.

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