lunes, 14 de marzo de 2016

Bluyín

Ultimamente me ha dado por resoplar sin darme cuenta al ponerme las gafas y cuando me las coloco las tengo empañadas.
Yo no sé si estoy tonto o que ha coincidido muchas veces, pero me siento bobo poniéndome unas gafas empañadas.

El miércoles quedé con mi amiga Ángela, no la veía desde que murió su papá y de eso hace seis meses.
Como detalle curioso, su papá era un tipo importante en la música, mucho mucho mucho... vamos, como que fue el presidente de EMI.
Para los mortales y en especial para mi amigo Blas, es a quien debemos que nos llegara a los oídos Heroes del Silencio, por poner un ejemplo.

Parece estar mejor, pero le está costando. Si yo pienso que mi madre puede desaparecer un día me entran los mil males. Brrrrr.

Nos pusimos al día y regamos la charla con vino ella y cañas yo.
La virgen, qué aguante tiene el bicho, vamos, que cerramos el bar y eso que habíamos quedado a las 18h.

Es una máquina, a mí me lo parece, a día de hoy gestiona The World Jam, y es poco menos que una semidiosa de la escena Swing en España.

Todo esto es por presentarla y que sepáis con quién quedé, porque para mí es Ángela, punto.
No hemos vivido mucho juntos, pero de alguna manera nos entendemos fenomenal.

Al día siguiente me pegué una sesión más que importante de PS4, tanto que me acabé el Killzone Shadow Fall, juegazo.

Juegazo juegazo, muy buena historia y la atmósfera lo mejor.

A veces, no, muchas veces, me dicen que con la edad que tengo no entienden que juegue.
Incluso me han llegado a decir que con lo listo que soy cómo es que me engancho a una consola.

Porque me fascina.

Hay gente que en su tiempo libre lee, que necesita tomarse dos copas diarias leyendo el Marca, que no se pierde un partido de liga, que no se salta un Sálvame, que sigue una serie y empieza otra, que construye y pinta maquetas... yo juego.

Cuando juego todo lo que hay alrededor de la tele desaparece, no existe, dejo de estar en el sofá, porque estoy dentro del juego.

Soy inmersivo.
He buscado la palabra en el DRAE y no está recogida, tiene cojones, no veas si se usa, mucho más que cederrón o bluyín.
Qué disgusto.
Bueno, vuelvo al tema.

Piloto coches que jamás podré comprar a velocidades escalofriantes, he salvado el mundo varias veces, con cuerpo femenino y masculino, he visitado Nueva York o Los Ángeles, he trepado a montañas heladas, me he infiltrado en bases militares, he sido Batman, he invocado criaturas de la nada, he saltado en mundos hechos de lana y cartón, he participado en las 24h de Le Mans, he practicado parkour en rascacielos, he dirigido partidos de fútbol americano contra orcos y elfos oscuros, he boxeado y tumbado a Alí y Tyson, me he aterrorizado entre zombis, incluso aprendí magia y estuve una semana para matar a un bicho que se llamaba Yiazmat... y lo he hecho desde dentro.

Muchos videojuegos son auténticas obras de arte, miles de personas trabajan para crear lo que luego algunos llaman jueguecito.

El último Grand Theft Auto, el GTA V, costó sólo 251 millones de dólares.
Eso es mucho trabajo.
No son jueguecitos.

A mí se me aceleran las pulsaciones, pego saltos, grito de miedo, me sudan las manos si paso los 250km/h, me río, aplaudo, incluso he llorado. He llegado a desinstalar un juego porque me aterrorizaba.

Un día llamé al Parra para decirle que Breuer, nuestro mejor fusilero del Ghost Recon, había muerto.

- ¿Qué pasa macho?
- Tío... Breuer ha muerto...
- ...¿Qué me estás contando?
- Lo que oyes, en Tbilisi, un asalto, nos emboscaron, fue durísimo, sólo he sobrevivido yo de los 4... ¡sólo yo!
- Joder... ¿y qué vas a hacer?
- Pues estoy frente al punto de extracción, si avanzo se termina la misión, pero no podré recuperar jamás a Breuer, me pondrán otro fusilero...
- Pfff... es que Breuer era dios
- Ya...
- Bueno haz lo que creas que tienes que hacer.
- Creo que voy a tirar una granada de mano y suicidarme, así reaparecerá.
- ¡Pero tendrás que rehacer tooooda la misión!
- Breuer Iván, Breuer...
- Breuer
- Venga, sólo te llamaba para informarte, voy a suicidarme.
- Venga tío, un beso, ¡aaaaaaaa...
- ¡Aaaaaaaaa...
- ...dios!
- ...dios!

Hay artistas, guionistas, emprendedores, inversores, distribuidores, periodistas... es un mundo lleno de riqueza con un fin:

que yo experimente todas esas emociones.

Es cierto que no juego al fútbol y huyo de los juegos de masas que sean sólo eso, juegos de masas.

A mí me llama la calidad, la originalidad, la jugabilidad.

Es cultura, es arte. Y encima es divertido.

Durante el montaje de la TPA, en la Universidad Laboral de Cabueñes, un compañero que hacía yoga me dijo que yo meditaba sin saberlo.

Me dijo que la mente viaja constantemente del pasado al presente, va vuelve va vuelve, las preocupaciones nos invaden si estamos desocupados, pero durante la meditación no.

Según él meditar es tener la mente ocupada en una sola actividad, cocinar, yoga, leer, deporte e incluía mi pasión por la consola.

Este rollo, que no sé si tiene pies ni cabeza pero suena creíble, os lo cuento porque es cierto que cuando juego olvido todo lo demás.

¿Cómo no me va a gustar?
¿Podéis entenderme un poco mejor ahora?

:)

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