Año nuevo y noto la resaquilla, pero poco.
Aquí en Edimburgo (en inglés no se dice édimbœrg, se dice édimboroj) el ibuprofeno es de 200mg en vez de 650mg, por lo que saco dos conclusiones gratuitas: que no les hace falta más porque están acostumbrados a pegarle al alpiste o porque en España hay peor alcohol.
Desayunamos rico de nuevo.
Nos vamos a dar un paseo a los perros con los anfitriones por Beecraigs Park.
Había que ir en coche, en dos, con los perretes, que son dos golden retriever y un labrador con algo de sobrepeso los tres.
Precioso, un verde precioso.
No estaban las vacas lanudas típicas de aquí pero nos habían dejado pistas como ensaimadas para encontrarlas.
Los perros se meten de cabeza en un lago ante nuestro ¡oh no! generalizado, con diferentes acentos, yo calculo unos 4ºC fuera del agua.
No entiendo la razón de que los perros hagan eso pero me recuerda a los que se dan el primer baño del año en La Concha de San Sebastián.
Damien dice que aquí también lo hacen y se llama Looney Dook.
Con mucho respeto para los vascos, aquí tienen más huevos.
Salimos del parque cogimos el coche de vuelta y fuimos al lago cerca de la casa de los Lindsay, a los pies del palacio de Linlithgow, un castillo que fue la última residencia de la Reina Mary, última reina de Escocia.
Precioso también.
Había una legión de patos y cisnes fuera y dentro del agua.
Carmen muy ilusionada por ver patos y cisnes (que por supuesto llamó patitos y cisnecitos) se acercó demasiado para sacar unas fotos.
Una señorita que estaba a nuestro lado también hizo lo mismo que Carmen, pero sin móvil, en su lugar llevaba una bolsa con maiz.
Mala idea.
Un cisne que me llegaba al pecho le arrancó la bolsa de la mano y la tiró al suelo.
El móvil de Carmen y Carmen tuvieron más suerte, pero ante la cantidad de comida vertida se organizó la Cisne Parade y la batalla de los Patos.
Creo que nunca había visto un cisne en vivo y fuera del agua, pero me hinché en un momento.
Nos fuimos.
El resto del día fue de descanso y charla, viendo Big Bang Theory y anuncios escoceses tristes.
Cada dos anuncios había uno de adopta un perro, un negro, un anciano o un enfermo, muy bien hechos, tirando a duritos. Llama la atención.
Carmen propone un spa a la vuelta de Edimburgo, Elías acepta y yo les pregunto si están estresados... pero me uno, total, son 15€.
La placa de la foto estaba en la estación de tren y dice que San Miguel es amable con los desconocidos. Linlithgow.
Pues no sólo San Miguel, los escoceses que me he topado hasta hoy son todo amabilidad también, en cualquier lado, aunque no estén matando dragones.
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