Aunque antes ya me gustaba mucho, ahora levantarme pronto me hace ilusión y acostarme tarde me la sigue haciendo.
Me ha pasado siempre igual en todos mis trabajos, no recuerdo haber ido a trabajar de mala gana nunca.
Quizás algunos días cuando daba banquetes en el Real Club de Aviación Española me dieron bajonas porque me sentía un recogegambas chupadas, pero como me llevaba buen dinero se me olvidaba rápido.
Bueno... también recuerdo llorar en el almacen de una cervecería de Benidorm. Año 98. Una vez.
Pero hablando de sueño, yo no necesito más de 6h para descansar, porque soy así de chulo.
En realidad odio dormir.
Si un día inventan algo para no dormir nunca más lo compraré.
Echaría de menos soñar, porque tengo la suerte de soñar mucho y raro, pero lo compraría.
Es que la verdadera riqueza para mí ¡está hecha de tiempo!
Pongamos que ningún cáncer me lleva para el otro barrio y consigo sobrevivir 90 años.
Durmiendo 8 horas al día habré dormido 30 años.
ME ASUSTA.
Duermo lo justo por eso.
No puedo decir lo mismo de comer, porque me estoy poniendo trofollo y se nota.
En este curro tengo que cortar de raíz lo de comer de menú, no me lo puedo pagar, no me renta.
Además en breve será teletrabajo y es en lo que me debo centrar, que entiendo estos principios de oficina y los disfruto, pero no puede durar mucho más si quiero ganar algo.
Hoy ha sido un día raruno, mi compi Óscar estaba cabreado y ni hemos hablado, a mí me han tenido haciendo cosas de otra competencia, me he desanimado dos o tres veces y mi amiga María me ha dicho que mi contrato está lleno de ambigüedades.
Como cosas positivas... tengo una mesa llena de objetos de colores, he salido a mi hora por primera vez, Carmen ha venido a recogerme y a pesar de lo malo me ha cundido el día con porcentajes excelentes. Soy un crack.
Ha venido a buscarme en un Car2Go y es la traca. Me voy a apuntar porque renta y es divertido.
Es el mes del motor para Carmen.
Después hemos ido a comprar un laxante para mi colonoscopia del sábado y ya me han jodido la tarde.
Les digo lo que quiero y me lo niegan.
De primeras me obligan a presentar un papel justificante del médico, porque dicen que al ser un medicamento tan fuerte es necesario.
Vuelvo a casa.
Vuelvo a la farmacia.
Les entrego lo que tengo, no tiene nada de oficial, ni de justificante, por no tener no tiene ni mi nombre ni el de ningún médico, queda claro que lo piden sólo porque siguen un mantra absurdo.
Les he dado una fotocopia de la dieta que debo llevar y del nombre de la medicina que me dieron en el hospital y ya eso les ha valido.
Una fotocopia.
Una fotocopia de mierrrrrda.
Y ahora viene la segunda parte: 37€.
¡Encima!
Aún me dura el cabreo, he currado hoy para comprar laxante. El precio exacto de mi jornada.
Jode aun más si estás pagando más de 100€ mensuales de seguro sanitario privado.
Por si te incorporas ahora a la lectura de este blog te hago saber que he sufrido dos infartos óseos y no puedo dejar de pagar ese seguro, porque no me aceptarían en ningún otro.
Comprando caldo en un Eroski se me ha pasado algo... pero no mucho.
Caminar entre comida, con sólo un vaso de caldo en el cuerpo, sabiendo que hasta el sábado por la noche es lo único que voy a comer no ayuda.
Carmen ha decidido que hoy vemos Breaking Bad pronto porque estrena programa Samanta Villar en Divinity, contando su embarazo.
Así ha sido y aquí la tengo llorando mientras escribo.
TAMBIÉN ME ASUSTA.
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