Con la resaca de una Super Bowl divertida fui a hacer de tío a casa de mi madre, que por lo visto el lunes los niños de Madrid no tenían colegio.
Aún no sé qué fiesta fue.
Antes de ir y sabiendo que mi sobrino piensa que soy videojugador profesional (pobre), eché en una mochila una Playstation2, con el Burnout2 y el Tony Hawk's Underground.
No apoyo que los pequeños usen en exceso las videoconsolas, bueno, es más, no me gusta que las usen, pero porque a día de hoy son el 'hala niño, no molestes', los aisla de jugar con otros niños y no prueban a desarrollar otras aptitudes.
Suena pureta y carca, lo sé, y muchos no sabemos lo que hacen en sus casas, juzgamos sin saberlo todo y nos hemos aprendido lo de 'la consola atonta', pero siendo yo un auténtico gamer defiendo hacer barcos y aviones de papel, tiragüitos, pistolas con pinzas de la ropa, circuitos para chapas con cinta aislante en el suelo y miniglobos con los restos de globos pinchados.
Sin mentar el rescate, el tulipán, churro, el látigo, balón prisionero, tula e incluso el conejo de la suerte.
Bueno, eso en el cole.
Pero como mi sobrino lee, pinta, monta Legos, juega al baloncesto, recita las tablas de multiplicar de camino al colegio y mi función como tío es la de aportar el punto de fiesta y excepción, pues... hay consola.
También le llevé un libro de manualidades, lo llevo guardando desde hace décadas para él, se titula 'Cómo ser espía'.
Flipó.
Conociéndole se va a tirar un mes, o más, dejando notas con mensajes cifrados por toda la casa.
Jugamos a Lego, comimos con la Apita (mi madre, la 'abuelita'), jugamos un poco a una consolita de 8bits que le regalamos Carmen y yo hace unas semanas, y cuando fui a sacar la PS2 y los juegos de la mochila... me di cuenta de que me había dejado los mandos.
Putada. Se lo oculté para evitar disgustos.
Ante el fallo le dejé jugando a la consolita, volqué en el suelo todas las piezas de Lego que tiene, y me puse a construir en voz alta un tractor lunar.
Ni cinco minutos tardó en venir a jugar.
Estuvimos unas dos horas y pico.
Creo que lo disfruté yo más que él.
La sensación que me dio fue que intentaba poner fichas al azar con la esperanza de que le saliera algo chulo, pero como no le salía se frustraba.
Él es de instrucciones y de ahí no le saques.
Al irme le dejé el cochecito montado, por si quería investigarlo y ver que se puede inventar lo que quiera.
La verdad es que quedó chulo.
Viendo lo bien que lo pasamos casi mejor haberme dejado los mandos, pero el próximo día lo volveré a intentar.
A casa.
Ya tengo nuevo truco para los teleoperadores comerciales de telefonía:
- ¿Tiene usted ADSL en casa?
- Sí, el casero es el que paga internet, va incluído en el alquiler.
Chinpón. Funciona, cuelgan en 3 segundos.
He visto en Facebook un cuento breve chulo, de esos con mensaje, y aunque todos me dan grima y están siempre escritos en latino me ha molado.
Los que me conocéis sabéis que odio Cabronazi, porque roba, plagia, y se lucra de lo que otra gente dona gratuitamente a las redes.
En el mundo de la comedia son odiados, peeeeero me he encontrado con Cabronazi compartiendo posts (previo pago, fijo) de Likes Cero, un nuevo programa de humor en Movistar+ donde trabaja un amigo y unos excompañeros de trabajo, cómicos todos.
Me parece ruín si como sospecho han pagado.
Como Cabronazi llega a toda España y buena parte de sudamérica, aunque plagie a sus propios compañeros y sea tirar piedras sobre su tejado, les han pagado para promocionarse.
Entiendo que eso corresponde al departamento de comunicación o marketing, no a los cómicos, pero es lamentable, en vez de Likes Cero debería llamarse Ética Cero.
Según Darwin no sobrevive el más fuerte, sino el que mejor se adapta.
No sé si en algún momento hablaba de la moral.
¡Jueves!
El gallego y yo fuimos al supermercado chino, y es que si no vamos juntos me pongo celoso.
Tenía que hacerme con la soja sabor bonito que me tiene enamorado, pero no había.
Pues si yendo yo no hay soja, la soja vendrá a mí.
He comprado un litro de soja normal y en un bote estoy macerando lascas de atún deshidratado en esa soja rebajada con agua.
Reto superado, se le parece bastante.
También compré tallarines udón, soba, noodles, unos mil quinientos dim sun y media docena de huevos centenarios.
Para dieta.
El viernes hablé con Anita, de Lastres, y muy guay, tengo que hacerles visita ya mismo. Además olvidé preguntarle por su útero que lo tiene pocho. Ya me vale.
Fue un buen parón, estaba leyendo el temario de las oposiciones y me sangraba un ojo.
¡Ding dong! ¿Quién es? Los de la secadora. Una máquina más en la familia.
Es bien.
Fin del viernes.
Hoy sábado, cuando Carmen ha vuelto de bailar zumba, tenía la casa ordenadita, limpita, con una programación de secadoras y lavadoras digna de un tintorero alemán y a punto de preparar la comida.
Justo en ese momento se me ha antojado llamar a mi hermana para ir con Carmen y Noel a La Malinche, mi mejicano favorito, y echarnos unas risas viendo a Noel hacerse tacos.
Mi hermana estaba dormida y me lo ha cogido mi madre.
Bueno, pues aun siendo las 13h no ha querido despertarse para que comiéramos juntos, y mi madre lo ha apoyado.
Entiendo que no se la puede obligar y que la gente hace con su vida lo que le da la real gana, como #concepto.
Según mi madre la pobre volvió a las 2h de trabajar, estaba muy cansada y había que dejarla dormir.
Ya le recordaré yo a mi madre las llamadas a las 12h y las quedadas a comer a las 13:30h, durante años, cuando yo llegaba de trabajar a las 8h de la mañana.
Sí, me ha jodido.
Ahora la única persona que trabaja en España para mi familia es mi hermana.
Ni cuando tenía tres trabajos y estudiaba a la vez han tenido esa deferencia conmigo.
Ah coño, si yo no curro. Va a ser eso.
Otra vez será, hay más días que ventanas.
Al final hemos comido en casa y bien rico.
De sobremesa he puesto Snatch, cerdos y diamantes, porque Carmen no la había visto, pero no ha sido 100% de su agrado.
La ve violenta.
Cachis.
Yo lo he gozado, llevaba años sin verla a propósito.
Bueno, me voy a la cama, que mañana 14 de febrero es nuestro segundo aniversario y hay que salir a tomar algo.
Me río yo de San Valentín, lo nuestro es rizar el rizo.
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