Hoy voy a tocar temas sueltos porque se me van pasando ciertas observaciones y las necesito soltar, que las tengo agoñipadas.
Atragantadas.
Es cierto que hace poco se ha muerto gente muy guay, humoristas, deportistas, sobre todo músicos y actores últimamente, artistas que aportaron mucho a nuestras vidas de una u otra forma, Lomu, David Bowie, Alan Rickman, Lemmy, pero también se ha muerto hace unos días Artur Fischer... el que inventó los tacos.
Este tipo inventó (entre otras muchas patentes) el sistema con el que Bowie y Lemmy colgaron en sus casas los discos de oro y platino que ganaron:
un puñetero trozo de plástico.
Trocotró. Genio.
Las redes sociales son orgánicas, cambian y evolucionan según sus usuarios más allá de la interfaz o las nuevas opciones, pero desde hace unos meses Facebook se ha llenado de Gifs, vamos, que ha vuelto el cine mudo en el siglo XXI.
Tiene guasa.
Carmen quiere viajar este año a San Francisco. A mí me parece genial tener a Willy Fog de novia, pero dándole vueltas a su destino y al peligro de terremotos, o peor, al peligro de que llegue el Big One que descolgará San Francisco y lo hundirá en el mar, llego a una conclusión:
no entiendo a la gente que se opera la vista en San Francisco.
Ahora que ha vuelto la moda de los pantalones rotos por las rodillas entiendo a mi madre cuando decía que era de gilipollas comprar pantalones rotos, ya no por ese detalle de comprar algo roto, sino porque veo absurda esa moda en pleno invierno.
Hablando de chorradas, Mujeres y Hombres y Viceversa, programón, estoy seguro de que Emma García no lleva a sus hijos a un colegio público ni de coña tras ver cada día lo que ahí se cuece, y si lo hace restauraré la fe en el ser humano.
Mentira, pero me sorprendería bastante.
He cogido la bici esta mañana, muy pronto.
Me he levantado a las 5h para llevar a Carmen al aeropuerto y a la vuelta quería hacer algo de deporte, pero he tenido que esperar a que hubiera luz, no quería que me molestaran los reflejos raros de las gafas y estaba seguro de que aún no habían puesto Madrid Río a esas horas.
Hoy he decidido subir a otro montecito del Parque Manzanares y casi se me sale el hígado por la boca, dos trabajadores de jardines del Ayuntamiento me han jaleado en una de las subidas, si no llega a ser por eso igual me hubiera bajado y empujado la bici, pero me han animado mucho.
En lo alto me he hecho una foto cargada de ego pensando que iba a molar, pero se me han subido el pantalón y la chaqueta cortavientos y parezco una versión caucásica y demasiado adulta de Steve Urkel.
Ha merecido la pena el esfuerzo, las vistas eran muy bonitas.
La mamá de Carmen vuelve a estar ingresada, y Carmen sigue sacando fuerza y humor de un saco que debe tener escondido. Es increíble, porque no sólo es el ingreso y la preocupación, es todo lo que conlleva y en este caso es mucho más profundo de lo que parece.
Admiración es lo que siento por ella.
Como he terminado el Lara Croft Go he descubierto otro juego de móvil basado en Magic the Gathering mezclado con el Candy Crush... es una mierda que mola.
Reconozco que hay un punto de fanboy en ello.
Ayer Carmen me arrastró a un spa al lado de casa, tenía unos bonos por 15€ y por ese precio yo no daba un duro, pero era de puta madre. Grande, variado, y en una hora y media te da tiempo a probarlo todo, incluso a relajarte.
Es un poco irónico despertarse y levantarse de la cama para relajarse en un spa, pero esos bonos iban a caducar.
Como anécdota diré que con mis 38 y los 33 de Carmen bajamos la media del público del spa a 76.
Después recibí dos correos electrónicos con las fechas de los exámenes de las oposiciones y se me agarrotaron todos los músculos.
Me he desanimado mucho, mucho, empiezo a verlo una tontería.
Aunque el premio sea bueno las limitaciones son las limitaciones.
Bueno, voy a comer sobras y al coche, que hoy me toca hacer de chófer un rato.
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