martes, 15 de marzo de 2016

Tu puta madre, Miguel Ángel

Con la tontería de ir poniéndome al día y mezclar jornadas en las entradas del blog, al final me dejo cosas.
Estoy a punto de alcanzarme en el tiempo por fin, soy como Cuéntame en versión blog.

La cosa que quería comentar, aunque los amigos lo sepan porque lo colgué en Facebook, es que el lunes decidí llevar a Iván a los karts.

Miramos en su web el precio y las ofertas, en Google el horario, y en el Maps los kilómetros.

A 52km de Madrid (que ya serían más porque me perdí varias veces a pesar de llevar GPS) estaba el Karting Ángel Burgueño.

Llegamos.
No había nadie, y me pareció una suerte, pero el motivo era que estaba cerrado.

Nos reímos, nos hicimos una foto y nos fuimos a casa con cara de tontos.

En latín Risi, selfi, pringui.

Toda la info sobre horarios y cierre estaba en su web y la obviamos, así que la lección es: no miréis sólo Google amigos, contrastad en las webs corporativas o llamad, que a día de hoy tenemos miles de minutos gratis.

Bueno, pues quizás el Parra se quedó sin conducir, pero yo me chupé casi 115km de buena mañana.

Pasamos el día juntos y luego su nueva amiga especial, Raquel, vino a mi barrio con su compañera de piso, Carol.

Tomamos algo rápido en un bar a la vuelta de casa y me fui.

Era la final del programa de las princesas y había quedado con Carmen y mi hermana vía Whatsapp para comentarlo.

Un reino para tres princesas, Tres principes para tres princesas, o como se llame.
La evolución de Un Príncipe para Corina vaya.

Una vez terminado puedo resumir el programa completo en una frase sin comas:

Tres buenorras con graves problemas afectivos y emocionales son acosadas rozando el delito por 24 energúmenos hasta las cejas de testosterona y menos luces que un buque espía.

Pero es gracioso y me gusta compartirlo con Carmen.

Salto del lunes al viernes.

El finde ha sido en casa.
Mi amigo Josemi cumplía 40 años y su mujer María le había montado un fiestón sorpresa en Soria de órdago, al que no he asistido por quedarme al lado de Carmen, ya sabéis, por lo de su madre.
Lleva sólo seis días de adaptación desde que salió del hospital y me siento de guardia.

Carmen tenía cargo de conciencia por el hecho de que me quedara en Madrid y se sentía culpable, pero es lo que hay.
En lo bueno y en lo malo ¿no funciona así?

Además, le envié un vídeo a Josemi y en el grupo de Whatsapp me tenían informado, me sentía un poco allí, ¡hasta tenía frío!

Y ahora os explico la foto.

Esa es Carmen en pijama (ya me caerá bronca por ello), con la maleta, una estación de trabajo, un portátil, rodeada de apuntes, libros, cuadernos y trabajando.
Eso es a lo que se ha dedicado todo el finde, como los anteriores desde hace meses, además de responder llamadas de su madre, con llamadas de atención y problemas que se va echando encima y se acumulan sobre su paciencia, como los bultos sobre el burro Tozudo.

He hecho el cálculo y entre semana hace de 3 a 4 horas extras gratis diarias, y los fines de semana unas 8 diarias.

Eso suma entre 124 y 144 horas extras gratis mensuales, casi las horas del trabajo de otra persona, es decir, Carmen trabaja por dos y cobra como una.

Señores, no son los extranjeros los que vienen a quitar el trabajo, no son los vagos que no quieren trabajar, son las grandes empresas, multinacionales como Philips en el caso de Carmen, que obligan a trabajar a sus empleados hasta estos niveles, con la presión y la coacción velada de que si no coges ese sobre, otro lo cogerá.

Lentejas o a la calle.

¿Conciliación?

Si a esto le sumamos un jefe que le hace bromitas incómodas sobre ser su novio y dejar al jipi (le gusta llamarme así y le he visto una vez 5 minutos), le sumamos que le acaba de quitar 1000€ de incentivos habiéndolos superado en un 10%, le sumamos también que cobra unos 400€ menos que compañeros hombres en su mismo puesto, y que llegó a decir que Carmen no tiene ni puta idea pero arregla las cosas sonriendo... pues sólo puedo sentir dos cosas:

la primera es admiración por Carmen, a niveles cósmicos, y la segunda ganas de reventarle la cara a su jefe con mis manos desnudas, hacerme una capa con la piel de su espalda, arrancarle la cabeza de los hombros, explicarle después lo poco que me gusta que me llamen jipi y que el sexismo laboral está feo, en el sueldo y en las bromas.

Tiene muchas papeletas el tal Miguel Ángel.

Aprovechamos las 20h del sábado para ir al cine y volver corriendo, porque tenía que seguir trabajando la pobre.

Tenéis que ver Deadpool, es un peliculón. Lo pasamos fenomenal.
Justo durante la peli me llamó Josemi para agradecerme el vídeo sorpresa, ya es casualidad. 😂

Y el domingo la misma historia, pero añadiendo visita a su madre con malos rollos, historietas para no dormir, discusiones añadidas por si no era suficiente y de nuevo mi careto.
No lo puedo evitar.

Inmediatamente después pasamos a ver a la mía, para que Carmen le diera un regalo a mi sobrino Noel por su cumple. Unos quince minutos.
Yo ya le había regalado algo el mismo día de su cumple, pero quise hacer dos regalos para que Carmen no sea para Noel la que nunca está, o la que no le da el regalo, vamos, un truco sucio ideado por mí para comprar su cariño y suplir las ausencias de Carmen.
Pareció funcionar.
Nos fuimos.

Por la tarde fuimos a Gerardo a tomar algo con Carmelo, Olga, el gallego, Paola, Emma, Parra, Raquel, Charly y Tania.

Carmelo quería brindar por su 40 cumpleaños y nos reunió un rato allí en una quedada repentina que encima le salió bien.

Aunque era a escasos metros de mi casa me sentía mal por brindar con Carmelo y no haberlo hecho con Josemi. Era una sensación falsa, por mezclar cosas diferentes, pero la tuve.

Carmen se fue prontito, tenía que seguir trabajando y hacer la maleta.

Después de la celebración me fui a casa a cenar y a descansar.
Yo de nada, puro proceso biológico, pero Carmen sí, aunque poco, a las 5h de la mañana se volvía a levantar para ser esclavizada de nuevo y encima estar agradecida.

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