Haciéndole caso a María Álvarez (Maleni o Mary SóloMary en Facebook) y habiéndome informado en la academia Adams, me he apuntado a la convocatoria de Tramitación Procesal además de la de Auxilio Judicial, tienen prácticamente el mismo temario.
Antes de salir de casa me peleo con una bufanda azul hasta dejármela bien puesta, mucho, peleo muuucho, tanto como para salir más de media hora tarde de casa.
Estoy bobo.
Tras descargar la forma 790, imprimirla en un locutorio que huele a curry, que cobra 0'40€ por hoja y pagar las tasas en un Bankia, me fui a la oficina de Registro y sucedió la magia.
De nuevo la funcionaria que me asignan desconoce el procedimiento y me dice que no va a poder enviar mi solicitud.
Amablemente le explico que necesito que haga su trabajo, a lo que ella, amablemente también, descuelga el teléfono, llama a un número y me pasa el auricular con una sonrisa:
- Diles lo que quieres y que te digan cómo hacerlo, apúntalo aquí y yo lo hago.
Tras hablar durante 10-15 minutos con Marta y Paloma, responsables de dos departamentos diferentes telefónicos de la Administración, y buscar en internet con mi tarifa de datos móvil, consigo averiguar lo que la funcionaria no es capaz.
¿Flipante no?
Me estoy apuntando a unas oposiciones de Empleo Público y en el mismo día ya estoy currando para el Estado... gratis.
Sin embargo me deseó suerte con una sonrisa dibujada en el rostro al despedirme de ella. Maja era. Cuarenta y un años currando allí llevaba.
Con una parte de los deberes hechos me fui a cambiar un jersey que había comprado dos días antes, porque me quedaba grande.
Hasta ocho chavales y chavalas de ACNUR, UNICEF y Aldeas Infantiles me abordaron en la calle, en más o menos un kilometro.
Sara, de Aldeas Infantiles, lo consiguió... consiguió que perdiéramos el tiempo los dos.
Yo lo siento, de corazón, pero es lo que hay.
El truco es preguntarles antes de que hablen, por ejemplo:
- Hola ¿tienes un minuto?...
- ¡Oh! ¿De ACNUR? ¡Ya soy socio! (guiño de ojo) Muchas gracias.
- Ah genial, ¡pues muchas gracias a ti!
- ¡Ciao!
¿Cruel? No, efectivo y sin herir sensibilidades de nadie. Bastante trago es que te asalten e invadan tu espacio personal en plena calle.
Suelo donar en cada catástrofe o situación de emergencia, pero no en suscripción. Lo siento.
También me abordó una chica preguntándome si tenía coche propio, respuesta:
- No, propio no, de empresa.
Fin de la conversación. No insisten.
Tomad nota.
Está claro que curro de este nivel hay a patadas. La era del comercial. Yo les entiendo, a ellos y su labor, pero es un auténtico coñazo y están al mismo nivel de los del chaleco que reza 'Compro Oro'.
¿Alguien en la sala sabe si lo de llevar carteles colgando de los hombros es legal?
Lo de los chalecos me consta que sí.
Casi llegando a Brave Soul recuerdo que debo apuntar cosas antes de que se me olviden para contarlas aquí, como por ejemplo que Carmen ha manchado todo el microondas por dentro calentando comida, por no querer manchar la tapa de plástico que protege el microondas por dentro cuando calientas comida, porque la acababa de limpiar.
Adorable.
Cruzando Gran Vía corroboro una vez más la teoría de mi amigo Coco: todas las chicas que conducen un Mini son guapas o muy atractivas.
Aún no he conseguido rebatirle el argumento porque no tengo pruebas, y si un día tuviera una sería la excepción que confirmaría la regla.
Qué tío grande es Coco.
Me llamaron de Casco Antiguo (la tienda especializada en buceo por excelencia) para decirme que las aletas que Carmen y yo encargamos, cuando devolvimos nuestros regalos de Reyes, ya habían llegado, pero que sólo nos las guardaban dos días...
Bordes. Sobraos.
Son altivos y no muy agradables, pero seguiré comprándoles porque no me queda otra.
Por fin llego a la tienda de ropa.
No tienen mi talla de ese jersey en ningún color, me devuelven la pasta y me voy, corriendo, porque casi me venden un plumas naranja precioso.
Venden bien, tienen buen género y es barato.
Próximo destino: La Casa del Libro.
Estoy comparando los precios de los temarios para abaratar costes y me faltaban los precios de esa librería.
Me dan los precios y me pego un buen susto, no por el precio, sino por el tamaño de los libros... igual me he precipitado, tengo dudas sobre si podré enfrentarme a esa barbaridad de páginas y páginas.
¡A casa!, recojo los cómics que me dejó Pepón, echo en la bolsa el de Pyongyang para dejárselo yo a él y también meto en la bolsa el vino de jengibre que le compré en Edimburgo. Habíamos quedado.
Desde la parada de bus en la que me bajo hasta el kiosco donde he quedado con Pepón está el Puente de Toledo.
El Parra en las dos veces que ha pasado cerca conmigo dijo:
- Lo construyó Pedro de Ribera.
Mola que le guste dar ese dato.
Me pareció curioso el contraste entre el churrigueresco de las hornacinas del Puente de Toledo y lo moderno de la Pasarela Arganzuela de fondo. Por eso hice la foto que preside hoy la entrada.
Con Pepón muy bien, ya no por la charla y las risas, sino porque me llevó a Los Minutejos, un local con una especialidad buenísima: los minutejos.
El minutejo es un minisandwich plancha, de chicharrones en loncha fina con salsa picante (opcional) que está buenísimo.
Nos comimos ocho.
A la vuelta pasé por la puerta del bar en el que mataron a Aitor Zabaleta y siempre me viene a la cabeza la imagen de Racionero, un compañero del cole que estaba en el ajo y al que vi esposado por la policía en la tele.
Cogí el bus de vuelta.
En vez de irme a casa a disfrutar de un merecido salto sobre el sofá me fui a Gerardo.
Carmen estaba en una convención de Philips y aproveché para tomarme unas cerves con Gerardo, para ponerme al día y recoger el Agua de Azahar que Olga me había dejado allí.
Quería hacerle un roscón de Reyes a Carmen porque con lo de su madre y las prisas este año no lo había catado.
Ya tenía la receta del roscón de Carmen Pérez Lanzac en el correo y aparte del azahar me faltaban dos detalles para ponerme manos a la obra.
De camino vi en la sala de conciertos La Riviera un anuncio del Ballinclub que decía:
Ahora que he mirado por internet su significado (y quienes recomiendan tan magno evento), siento que ya estoy dentro de esa generación que no entiende a la que viene.
Ley de vida.
Carmen llegó a las 02h de la mañana, de aquella manera y con una hamburguesa del Burger King para mí, no le quise decir que me acababa de comer un cuenco de judías pintas para no herirle los sentimientos y me comí la hamburguesa con las patatas. Tan feliz.
Antes de que ella llegara estaba completamente sopa y lleno, estaba viendo GH VIP para contárselo después a Carmen pero ganaron las judías, me dormí.
Ahora que han echado al Pequeño Nicolás igual lo deja de ver y me libro de seguir el reality. :_)
Bueno, pues eso fue ayer.
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