Con el gazpacho soy como un perrete chico con hambre, puedo tomar lo que me pongan delante hasta reventar, sin medida.
Desde el primer día que hice he calculado unos 18 litros, en 21 días, y en la nevera esperan otros 2.
Validé físicamente mi cuenta de Car2Go, así que ya puedo coger un coche de estos cuando me apetezca... y esté dentro de la M30... y haya alguno en la zona... y tenga batería...
Como la validación la realicé en el Intercambiador de Principe Pío aproveché para pasar por Zara y comprarme una camisa, para la boda de Fonsi y Marta aka Los Caris.
Es hoy, sábado 2 de julio.
La que tengo para el traje, la que usaba para currar en ocasiones especiales, me queda pequeña.
Dos años: una talla.
Vaya progresión.
Le pregunté al propio de la tienda (de unos 49 palos) dónde estaban las camisas que había visto el día anterior, porque en su lugar había unos bañadores, y me respondió esta perla:
- Aunque ayer la vieras aquí está en el almacén, porque estamos sacando toda la mierda de la temporada pasada que no ha querido nadie para las rebajas.
Analicé el engaño en soledad, sorprendido ante el exceso de sinceridad, mientras me probaba la nueva talla que me iba perfecta.
Un dato que no he apuntado es que para probarme la camisa se me ocurrió ponerme el traje completo, salvo por los zapatos y los calcetines que decidí sustituirlos por alpargatas y tobillo romano, así que todo lo que os cuento sucedió conmigo trajeado al estilo ibicenco de luto, a 39ºC a la sombra, con caminata de un kilometro incluída.
Frío no pasé, ni en los tobillos.
Quedan 6 días para irnos a la playa.
Estamos deseando irnos al paraíso de la medusa, a tostarnos mientras leemos, a aperitivear al estilo granadino, a bucear con los pulmones reciclados de haber abandonado el tabaco, a que Carmen estrene máscara, jacket y aletas, a dormir siesta y ver bien.
Lo de ver bien es porque en Torrenueva no me pongo las gafas.
No sé si es porque las distancias son grandes y mirar al horizonte me alivia la hipermetropia y el astigmatismo, o que estar cambiando de gafas entre las de sol y las de ver es tan coñazo que mis ojos se adaptan para evitarme trabajo.
Lo de la siesta también es milagroso, porque yo odio dormir y allí no me salto una.
Yo no lo voy a llamar vacaciones porque tendría los cojones muy gordos, pero para Carmen si que lo son.
Respect.
Íbamos a haber bajado con Damien y Elías el primer finde, pero al final no ha podido ser por el curro de Damien.
Aun así haremos intercambio de coches, porque el suyo es más grande y porque entre Carmen y Elías tienen un chanchullo de gasolina que arreglar.
Por mí guay que adoro ese coche y en el maletero nos cabe todo.
Cuando Carmen cambió de coche, del de empresa al personal, sacó todo del antiguo para pasarlo después al nuevo: chalecos, pinza para el GPS, linterna, mantas, una ficha de plástico que uso para los carros de la compra si voy al supermercado y no llevo un euro suelto, bolsas, paraguas.
Lo normal.
Ayer fui a la compra.
Que sepáis que 100gr de Campurrianas de Cuétara tienen 455kcal y 100gr de galletas integrales 445kcal.
Puede que lo integral no sea sinónimo de light, pero con este dato no me como yo una galleta integral en la puta vida habiendo campurrianas.
En la foto tenéis que adivinar quién no ha pasado las cosas de un coche al otro y quién le ha sacado partido a la argolla del llavero.
Me voy a arreglar, que hoy los Pichuchis celebran la boda de los Caris y los arcoiris no se vomitan solos.
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